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Marihuana, el s�tano maldito |
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A�o | 1999 | ||
Pa�s | Nueva Zelanda | ||
Estreno | 14-01-2000 | ||
G�nero | Comedia | ||
Duraci�n | 97 m. | ||
ZINEMA.COM | T. original | Scarfies | |
Direcci�n | Robert Sarkies | ||
Int�rpretes | Willa O'Neill (Emma) | ||
Neill Rea (Scott) | |||
Ashleigh Seagar (Nicola) | |||
Taika Cohen (Alex) | |||
Charlie Bleakley (Graham) | |||
Gui�n | Duncan Sarkies | ||
Robert Sarkies | |||
Fotograf�a | Stephen Downes | ||
M�sica | Varios | ||
Montaje | Annie Collins | ||
Sinopsis | |||
La vida universitaria comienza para cinco alumnos novatos. Su primera preocupaci�n es encontrar un alojamiento barato, y el viejo caser�n abandonado promete vivienda y libertad gratis... e incluso una plantaci�n de marihuana en el s�tano!. Los problemas vendr�n cuando, una vez vendida la droga y gastado el dinero, su aut�ntico propietario quiera recuperar lo que era suyo. | |||
Referencias | |||
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Cr�tica | |||
Los productos audiovisuales con/para adolescentes realizados en Hollywood han generado desde la d�cada de los ochenta una amplia gama de estereotipos que el resto del mundo ha decidido fagocitar con m�s o menos variaciones. La pel�cula neozelandesa Marihuana, el s�tano maldito, de Robert Sarkies, asume desde el principio muchos de esos clich�s presentando unos personajes y unas situaciones que llegan a lindar con el rid�culo m�s irritante. Unos j�venes que comparte vivienda en una vieja y abandonada mansi�n descubren en el s�tano una plantaci�n de marihuana que deciden recolectar y vender al peor postor. La alegr�a inicial se torna en terror cuando el due�o de las plantas aparece repentinamente y no les queda otro remedio que encerrarlo en el vac�o s�tano. Es a partir de este momento cuando la pel�cula se diferencia del t�pico producto hollywoodiense, normalmente condicionado por la industria y la necesidad de rentabilidad un producto, que se hubiera decantado por una sesi�n de sobresaltos continuos, adolescentes brutalmente asesinados y las convenientes dosis de sexo. Los hermanos Sarkies proponen una, cuando menos curiosa, reflexi�n en torno a la identificaci�n de qui�n es realmente la v�ctima y qui�n el verdugo. Una vez que el delincuente es apresado en el s�tano, la personalidad aparente de los distintos personajes se intensificar� respecto a la nueva situaci�n pero, a medida que transcurre la trama, en algunos casos se ir� difuminando para revelarse como realmente es. La idea, planteada de forma muy sencilla y primaria, analiza las posibilidades de una especie de S�ndrome de Estocolmo invertido que permite a la pel�cula crecer en intensidad dram�tica. El contraste con la caricaturesca primera parte se pone entonces de manifiesto. Hasta se puede encontrar un sentido al conjunto como forma de establecer un giro de ciento ochenta grados que acent�e los acontecimientos de la segunda parte. Conceptos como los de democracia, libertad, violencia o justicia subyacen en el trasfondo de la pel�cula a trav�s de situaciones m�s o menos conseguidas pero que, cuando menos, resultan estar muy alejadas del mero cine de consumo que tanto prolifera en los �ltimos tiempos. N.A. |