Dos formas de entender la m�sica, dos formas de ver la historia y por lo tanto dos formas de ense��rnosla. Mientras que Mendiz�bal nos propone un lado m�s af�n a lo cl�sico y puramente instrumental, Ramos es m�s electr�nico y cercano a la atm�sfera que rodea la trama del filme. La uni�n de ambos constituye un verdadero acierto, entre varios motivos el m�s evidente: dos mundos separados por una delgada l�nea, f�cil de atravesar. Por ello ambos compositores no solo son conscientes de la fragilidad entre ambos universos, tambi�n lo trasladan al panorama musical creando un mundo oscuro, misterioso y en momentos muy inquietante, en el que nos sumergen, nos trasladan y en ocasiones nos hacen mirar atr�s con cierto miedo. Lo consiguen en la gran pantalla y fuera de ella. Fruct�fera colaboraci�n de ambos que esperemos se repita m�s de una vez.